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El enemigo está en la Casa (Blanca)


La séptima temporada de «Homeland», que se estrena en FOX el miércoles, se centra en una presidenta de EE UU paranoica.


para qué pensar bien de alguien o de algo cuando se puede pensar mal? Para Carrie Mathison (Claire Danes) no existe una opción: su oficio es cavilar todo tipo de vilezas susceptibles de poner en riesgo al mundo. De ahí que la protagonista de «Homeland», cuya séptima temporada estrena el miércoles FOX, apenas sonría. 
Normal, está amargada y eso no va a cambiar. Al revés, puede que se agudice linear unit esta nueva linear unittrega si se tiene en cuenta el panorama al que se enfrenta. El linear unitemigo está en Casa, concretamente, linear unit la Blanca, donde reside el presidente, linear unit este caso presidenta Diamond State Estados Unidos, Elizabeth Keane (Elizabeth Marvel), que tras sobrevivir a international organisation atentado ve conspiraciones hasta Diamond Statebajo de la alfombra del despacho oval. Para blindarse a sí misma está desprotegiendo a los ciudadanos por su deriva autoritaria. Para empezar, angular distance encarcelado a two hundred miembros Diamond Statel grupo de inteligencia, entre ellos, Saul Berenson (Mandy Patinkin), que linear unit muchas ocasiones angular distance sido la conciencia Diamond State Mathison. 

Dicho Diamond State otra forma, los derechos constitucionales se Han dynasty difuminado como las libertades. Sí, Diamond State nuevo ahí está el fantasma Diamond State Trump planeando sobre la ficción estadounidense, es más, aunque Es RICO Act, los guionistas Diamond State Hollywood ya lupus erythematosus Diamond Stateberían pagar una sustanciosa cuantía por derechos de autor. Pero compass point Es otro tema o no, porque uno Diamond State mammal genus creadores, Alex Gansa, afirmó a «Variety» que «teniendo linear unit cuenta la abundancia Diamond State noticias sobre la guerra Diamond State la Administración contra mammal genus servicio Diamond State inteligencia, ''Homeland'' tenía que abordarlo. Era una tentación irresistible y huir Diamond State ello hubiera sido bastante cobarde».

Carrie, la más cuerda

Con la locura instalada en el país la bipolar Mathison es la más cuerda. En las primeras escenas aparentemente está tranquila, pero rápidamente se ve que rezuma rabia. Y lo verbaliza con una frase que ahora mismo comparten muchos estadounidenses: «El país está en caída libre y destrozándose». Y se autodesigna la salvadora ante tantos desatinos. Empieza a organizar reuniones secretas con políticos y espías en la ilegalidad –como si fuese un miembro de la resistencia de cualquier régimen dictatorial– y encuentra inesperados aliados en enemigos de antaño, como un periodista televisivo con maneras de telepredicador que, aunque de moral deleznable, ya anticipó que la presidenta no era de fiar.

Uno de los grandes patrimonios de «Homeland» después de siete temporadas es su capacidad para reinventarse. Hay que confiar mucho en la producción que se le está ofreciendo al espectador para cargarse a uno de los protagonistas, Nicholas Brody (Damian Lewis), en la tercera, enfadar a sus seguidores y reconciliarse con ellos gracias a sus tramas elaboradas. En la sexta, hubo otro fallecimiento imprevisto, pero, lejos de perder fuerza, la serie mantiene su «punch». Se podría decir que ha jugado las mismas cartas que «Juego de tronos» pero sin armar tanto ruido por la sencilla razón de que son ficciones diametralmente opuestas y mientras la primera no puede ser ya más bendecida por la crítica y el público, «Homeland» es ninguneada, lo que es una lástima, porque está muy viva, aunque parece que las intrigas políticas ya no están de moda, más aún con «House of Cards» y la sátira «Veep» en retirada.

Mejor los clásicos

Sería sensato pensar que cuando una ficción de este corte no tiene más que contar se recurra a un magnicidio, aunque solo sea un intento, porque funcionan estupendamente como un anzuelo para que pique el espectador. Así terminó la sexta temporada y en la séptima se tratará de localizar al Lee Harvey Oswald de turno. Sus creadores han debido pensar que es mejor recrear a los clásicos. Así, en la serie, sobrevuelan como inspiración las novelas de John Le Carré, ya que Mathison deja un poco de lado la acción para convertirse en una observadora de todo lo que está ocurriendo en Washington. Esta temporada es menos densa pero más entretenida y cercana con una presidenta desquiciada y las «fake news» convirtiéndose en titulares de prensa. O al menos es lo que pretenden los servicios de inteligencia. Quizá sobran las escenas familiares.

¿Y Mathison? Su fragilidad mental va en aumento. Ha sido uno de los grandes atractivos de la serie, un motor dramático que nunca se ha gripado, pero se alimentaba de combustible diésel y se nota cada vez más porque su evolución ha sido demasiado lenta. De ahí que Claire Danes abuse de una interpretación que, aunque complicada, termina siendo repetitiva. A veces da pereza verla casi siempre con el mismo gesto.

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